La pintura luminosa (o grafiti de luz) es una de las formas más innovadoras de arte urbano que ha surgido en los últimos años: una auténtica fusión entre fotografía, arte numérico y arte callejero. Plasma, en el tiempo que se tarda en hacer una foto, una pintura luminosa.
Literalmente se puede traducir por "pintura de luz". Este método fotográfico es sencillo: fotografiar con una velocidad de obturación superior en 1 segundo a una fuente de luz móvil. La foto revela toda la escena, y podemos detectar todos los rastros luminosos.
Para hacer light painting se necesita un equipo especial. En primer lugar, necesitarás una cámara con zoom óptico, una fuente de luz como una linterna, un mechero u otra, una base estable (como un trípode) y un entorno oscuro: cuanto más oscuro sea, más visible será el resultado.Una vez iniciada la toma, y pulsado el botón, el sujeto debe hacer un diseño con la lámpara que se verá en la foto. El sujeto no aparecerá bien por lo oscuro que será el entorno.
Este juego de light painting tiene muchos aficionados. Es en Seine-Saint-Denis donde podemos encontrar a uno de los precursores: el artista Marko 93. Figura emblemática del arte del grafiti, comenzó en 1988 en la ciudad en la que nació, Saint-Denis, y rápidamente desarrolló un lenguaje estético propio de caligrafías abstractas. 10 años más tarde, atraído por las estelas luminosas que dejan las luces de los coches, es uno de los primeros en explorar las posibilidades del light painting y desde entonces ha contribuido a su popularidad.
Su obra, en la que pinta el espacio y la materia con su único instrumento, la luz, le lleva a los cuatro rincones del mundo para mezclarse con culturas que alimentan constantemente su arte. Más recientemente, volvió a recurrir a la pintura para reproducir estos efectos de la luz en sus cuadros. En 2011, Marko 93 realizó una pintura luminosa gigante con 150 personas frente a la basílica de Saint-Denis.
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