El artista callejero Zoo Project qué trabajó mucho en el distrito 20 de París y en Sena-Saint Denis ha muerto en circunstancias trágicas en los Estados Unidos.
Partida de un artista
A veces las personas que no conocemos, o que conocemos muy poco, se van y, sin que sepamos por qué, nos dejan una extraña sensación de vacío; como si ya hubieran ocupado un lugar en nuestras vidas, sin ruido, acabaran de soplar un soplo de aire fresco en nuestra existencia. Zooproject ha fallecido. Más allá de las circunstancias particularmente duras de su muerte, su cuerpo fue encontrado después de haber pasado ocho meses en una morgue de Detroit, asesinado con un tiro en la cabeza, más allá de la repugnancia que infunde la muerte de un hombre de veintitrés años, casi un niño, es la esencia de su corta existencia la que nos sumerge en un abismo de perplejidad. Zooproject brillaba, su arte casi nos quemaba, con sus compromisos.
De París a Túnez
Era uno de los curiosos peatones cotidianos del distrito 20 de París, de los que escudriñan los intersticios entre los edificios ruinosos, de los que saltan las vallas de las obras sólo por curiosidad, de los que deambulan por las zonas residenciales descuidadas donde sólo viven los lugareños. A partir de sus quimeras mitad humanas mitad bestias, de sus mensajes poéticos que nos hacen reflexionar, reinventó los proyectos de viviendas ruinosas, se comunicó con estos espacios que el urbanismo caza, construyendo en cada terreno un edificio limpio y a menudo insípido, rompiendo el arrebato poético marginal de la ciudad. Este terreno no era un juego para él. Renunciando a sus amigos para poder expresarse día y noche, este artista insaciable diseñó un mundo que le exigía reaccionar. Pero pronto todos estos espacios se le quedaron pequeños; se marchó a Túnez para entender la revolución. Entregó la fuerza de sus dibujos en blanco y negro a los insurgentes, pintando a los mártires de esta revolución solicitados por las familias y amigos de las víctimas. Después fue a un campo de refugiados en la frontera libia para devolver algo de dignidad a los heridos, dibujando sus cuerpos en lienzos blancos que flotaban al viento, atados a estacas en el desierto.
Obras de arte testimoniales efímeras
Rápidamente, las enormes pinturas realizadas por Bilal (su verdadero nombre) comenzaron a desaparecer, borradas por el programa de vivienda. No estaban destinadas a permanecer, sino a dar testimonio de los momentos de violencia en este mundo y a ofrecer un mecanismo de escape de la realidad. Bilal ha dejado un hueco, el de un artista atípico que lucha contra la injusticia a través de sus pinturas con una energía tan poderosa como su deslumbrante forma de vida.
"Mientras la solidaridad y la hospitalidad se convierten en nociones peyorativas, condenables, castigadas en Francia por la Ley, me parece fundamental poner freno a esta regresión. De cualquier manera posible". Bilal Berreni