Según los relatos históricos, Dionisio habría sido martirizado en París y enterrado en Saint-Denis.
Las primeras Pasiones de San Dionisio coinciden en señalar el lugar de su martirio en París, a unas seis millas romanas de su lugar de enterramiento, lo que corresponde a los unos nueve kilómetros que separan hoy el centro de Saint-Denis de Île de la Cité. Sólo el autor anónimo de "la Vie de Sainte Geneviève"-La vida de santa Genoveva- afirma que, por el contrario, Dionisio fue decapitado en el lugar donde fue enterrado (fig6).
Esta elección del lugar se explica sin duda por el siguiente contexto: a finales del siglo V, Genoveva, partidaria de Clodoveo, ocupaba una alta función en la ciudad de París. Sin embargo, el obispo pertenecía al bando contrario dirigido por el comandante romano Siagrio, aliado de los wisigodos. Antes de la victoria de Clodoveo sobre Siagrio (486), a Geneviève le interesaba impedir que el culto a Denis se afianzara en París bajo el control del obispo. Si el martirio debía tener lugar en Saint-Denis y no en París, la basílica de Saint-Denis podría mantener el monopolio del culto a la devoción.
Con esta lógica, los relatos históricos insisten en el estatus particular de Saint-Denis : un campo cultivado perteneciente a la propiedad de un aristócrata pagano, según la Pasión. De su nombre, Catulla, derivó el antiguo nombre de Saint-Denis, Catullacum, que a su vez se convirtió en vicus Catulacensis en el año 520, tal y como se recoge en la "Vie de sainte Geneviève". Según la leyenda, fue aquí donde Catulla ocultó los cuerpos de los tres mártires (fig. 7, ci-contre). El santuario que los cristianos construyeron posteriormente sobre sus tumbas podía considerarse propiedad privada. Sin embargo, el obispo de París se empeñó en controlar esta devoción, que crecía rápidamente, y en limitarla a París. Desde la época merovingia, surgieron tensiones permanentes entre el clero de París y los grupos al servicio de la basílica en relación con el culto a san Dionisio. Fue gracias al apoyo real que la basílica pudo finalmente asegurar sus derechos: desde principios del siglo VII, se convirtió en un poderoso monasterio puesto bajo la protección de los reyes Clotario II y Dagoberto I. Mantenían estrechos vínculos con el cercano palacio de Clichy, que se había convertido en la residencia preferida de la corte real. El rey Dagoberto aumentó las donaciones en favor de los monjes y enriqueció la basílica fig.8 el lugar que había elegido para ser enterrado. En el año 639, no debía saber que había iniciado así una larga tradición de enterramientos reales en Saint-Denis.
En este contexto, antes de finales del siglo VII se redactó una nueva versión de la Pasión de Dionisio. Para tratar de resolver toda confusión sobre el lugar del martirio, el autor insinuó que la decapitación de Dionisio y sus tres compañeros (fig. 9) tuvo lugar en realidad en una colina situada entre París y Saint-Denis, que el tercer biógrafo, el abad Hilduin de Saint-Denis, de 814 a 840, identificó -con toda probabilidad- como Montmartre, el "Mont du martyre" -el Monte de los Mártires-. Sin embargo, los servidores de la basílica temían que el obispo de París trasladara los preciosos cuerpos a una iglesia parisina. Así comenzó la famosa leyenda de Dionisio, quien, tras su decapitación, recogió su cabeza y recorrió a pie la larga distancia hasta Saint-Denis, reivindicando así con este milagro su deseo de ser enterrado en este lugar.
Figura 6 :
Martirio de Dionisio, Rustique et Éleuthère.
Guillaume Crétin, Crónica francesa (principios del siglo XVI)
Ms. Paris, Bibl. Nat. fr. 2819, fol.24
Figura 8 :
El rey Dagoberto reconstruyendo la basílica de Saint-Denis.
Gran crónica de Francia (1471), Robert Testard
Ms. Paris,Bibl.Nat. fr. 2609, fol. 60v.
Figura 9 :
Martirio de San Dionisio.
Jean Le Noir, Breviario de Carlos V, 13 64-1370 ?
Ms. Paris, Bibl. Nat. 1052, fol. 359v.